Según The Guardian, en 2024, los desastres hídricos se cobraron al menos 8.700 vidas, desplazaron a 40 millones de personas y causaron pérdidas económicas por más de 550.000 millones de dólares. Entre ellos, lluvias catastróficas en España y sequías sin precedentes en Brasil que pusieron en peligro la vida de más de 420.000 niños. Los expertos predicen que en 2025 la situación solo puede empeorar.
Los líderes mundiales suelen cometer el error de abordar la política climática como un juego de suma cero, en el que promover una prioridad (como la seguridad alimentaria, la eficiencia energética o la mejora de la salud pública) significa dejar de lado otra. Sin embargo, no se trata de lograr un objetivo a expensas de otros. Se trata de recordar que los objetivos de desarrollo están interrelacionados. Una política climática que no incluya el agua es una política incompleta.
Los desafíos que tenemos por delante pueden parecer abrumadores, pero este año también presenta oportunidades significativas para impulsar el progreso y generar resiliencia. Y eso comienza con la incorporación del agua y el saneamiento en las políticas climáticas.
Mirando hacia el futuro: incluir el agua y el saneamiento en los planes climáticos nacionales
Las actualizaciones de 2025 de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y los Planes Nacionales de Adaptación (NAP, por sus siglas en inglés) ofrecen una oportunidad crucial para elevar el agua y el saneamiento dentro de los marcos de acción climática. En virtud del Acuerdo de París, todos los países se comprometen a presentar NDC, que detallan sus planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y abordar los impactos climáticos como la sequía, las inundaciones y el aumento del nivel del mar. Los NAP, en cambio, se centran en las estrategias de adaptación y su implementación, en particular para los sectores vulnerables, con el objetivo de generar resiliencia a los impactos inmediatos y a largo plazo del cambio climático.
Un estudio conjunto, realizado por SWA y sus socios, concluyó que solo el 5% de las 198 NDC presentadas previamente hasta mayo de 2024 priorizaban el suministro de agua como un problema crítico. Entre los 58 NAP presentados, principalmente de países en desarrollo, el 61% destacó el suministro de agua como una alta prioridad. Sin embargo, los países desarrollados, que no están obligados a presentar NAP, también deben intensificar la integración del agua y el saneamiento en sus estrategias climáticas nacionales.
Este año, tenemos la oportunidad de cerrar esta brecha y asegurar que el agua y el saneamiento ya no queden al margen de los esfuerzos globales por combatir el cambio climático. De ese modo, podremos crear políticas más integrales que aborden tanto la mitigación como la adaptación, protegiendo en última instancia a las poblaciones más vulnerables del mundo de los efectos cada vez más graves del cambio climático. Este será un tema clave en nuestro próximo seminario web de febrero, en el que expertos en clima y responsables de políticas debatirán cómo los socios de SWA pueden participar en los procesos climáticos nacionales.
Leer más: Countries at COP29 Urged to Prioritize Water in NDCs
La adaptación ocupa un lugar destacado en la agenda
A medida que se intensifica la crisis climática, la necesidad de adaptación a sus efectos va escalando posiciones en la agenda internacional. El Marco Global de los EAU para la Resiliencia Climática y el Objetivo Global de Adaptación (GGA) tienen como objetivo proteger a las comunidades de los peores impactos del cambio climático. Esto incluye garantizar que los sistemas de agua y saneamiento puedan soportar los impactos de un clima cambiante.
Un desafío clave es definir indicadores mensurables para hacer un seguimiento del progreso de la adaptación.
Si bien la mayoría de los países en la COP29 coincidieron en la necesidad de indicadores globales, unos pocos abogaron por un enfoque más localizado. Esta postura no se alineaba con las prioridades de la comunidad del agua para garantizar que el agua y el saneamiento sean priorizados en los niveles más altos del gobierno, así como por las comunidades locales. “Hemos luchado mucho por un acuerdo global con objetivos globales, y esos objetivos deben venir acompañados de indicadores globales”, dijo el Asesor Superior sobre Clima de SWA, Jose Gesti.
Después de dos semanas de intensos debates en la COP29, los negociadores acordaron crear un conjunto de no más de 100 indicadores aplicables a nivel mundial, que se presentarán este año en la COP30. Estos indicadores conformarán un menú del cual los países podrán seleccionar los más relevantes para sus contextos nacionales. Gesti elogió el compromiso, diciendo que “apoya los esfuerzos de la comunidad del agua para impulsar la acción tanto a nivel nacional como local”.
Leer más: Envoy for Global Goal on Adaptation Talks Progress at COP29
Lectura de fondo: The First Thematic Target of the GGA is Water and Sanitation
Declaración de Bakú: el agua en el centro de la acción climática
En la COP29, el presidente de la conferencia, Mukhtar Babayev, y la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, lanzaron la Declaración de Bakú sobre el Agua para la Acción Climática, que fue respaldada por 50 países y múltiples organizaciones, incluida SWA.
La declaración no es solo simbólica. Crea una plataforma para debates sostenidos sobre el agua mientras esperamos la COP30. También es un paso vital hacia la integración del agua en las negociaciones formales sobre el clima. Este enfoque es particularmente urgente ya que hasta ahora el agua ha estado en gran medida ausente de las conversaciones sobre mitigación, finanzas y mercados de carbono, con la excepción del Objetivo Global de Adaptación.